miércoles, 26 de diciembre de 2012

Betty Red: Ángeles entre nosotros

Surcos de humedad salada henden mi rostro aterido de frío.
Son lágrimas de tensión, de agotamiento, de frío, de desolación.
Son el estallido de la decepción contenida por la larga espera, de la frustración, de la incomprensión. Los quince minutos de retraso anunciados en un fugaz mensaje se convierten en dos largas horas de escarcha y entumecimiento. En medio de mi angustia por no saber, contemplo atónita el flujo incesante de coches y parejas, que desborda a los aparcacoches.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Lys Green: De manicomio

Es curioso que un amigo intente saber de tu vida a través de lo que escribes en un blog, que es en buena parte ficción, intentando discernir qué es cierto y qué fantasía. A pesar de la tremenda laguna temporal en nuestra amistad, conoce los entresijos de mi mente como si no hubiera hecho otra cosa en los últimos veinte años que estudiarla. Es capaz de leer entre líneas, prever mis movimientos, intuir mi juego y trasladarlo todo a su propio análisis de mi estado de ánimo. De vez en cuando recibo un mensaje suyo que me obliga a pararme y reflexionar. Es su forma de ayudarme. No critica ni juzga mis acciones. Solo me obliga a reflexionar.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Lys Green: Doce del doce del doce

Tic tac tic tac...
Miro el reloj. Las agujas señalan caprichosas algún número entre uno y doce.
Doce.
El péndulo marca el compás del paso del tiempo.

Tic tac tic tac...
En el abismo del doce, el ciclo del tiempo vuelve a empezar. Es un bucle inacabable.
Doce.
El semiciclo de nuestros días y nuestras rutinas.
Doce.
Tantas hojas arrancadas anuncian el ocaso en el calendario.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Lys Green: Rechazo


No me creerás.

Pero sé lo que es.


Lo he sufrido cada día durante años. 
Y también he sabido lo que es la frustración.
Tenía unas expectativas que no se cumplieron.
Como yo no cumplí las tuyas.
Esa noche, las mías simplemente habían cambiado en pocas horas por las circunstancias, pero quise acudir a decírtelo en persona.
No quiero que te sientas rechazado por mí, porque no rechazo ni rechazaré nunca a la persona.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Balikhum Blue: Susceptibilidad



Somos personas y somos sensibles.

Todos.

Siempre que he sido persona, he sido sensible de un modo exacerbado, visible y hasta exhibicionista. Intento domeñar esa sensibilidad para que no se convierta en susceptibilidad extrema. El problema es que no siempre he sido persona. Simplemente, la persona había desaparecido, anulada, sedada la conciencia por escudos de defensa masiva, anestesiada el alma para no sentir el dolor de su destrucción, despojada mi carne de valor intrínseco, aislada mi mente en su prisión diaria de desprecio y humillación privadas, reconvertida en actriz experta en papeles de cotidianidad y normalidad en público.

A mi regreso no reconocía el mundo que me rodeaba y no encontraba el sitio que me correspondía. Así que busqué. Y agazapado en un rincón seguro, encontré al ser que había sido y le obligué a adaptar su vista atrofiada a la nueva luz, vestí su desnudez de seguridad y serenidad, le doté de habla y de palabra como armas, de albedrío y libertad como herramientas. Le di una identidad. Le pedí responsabilidad y le ofrecí tiempo. Ese ser es el que ahora me ayuda a tirar de mi carro, a llevar mi carga con ánimo, a recuperar mi autoestima. Es del color azul del océano. Es profundo y en él guarda todos los misterios. Nada te impide bucear en él.

Le llamé Balikhum.

Balikhum Blue.



Disculpa si me dejo arrastrar pues por la secuela de la susceptibilidad. 

martes, 4 de diciembre de 2012

Lys Green: Fragilidad

Ha caído la noche y solo la luz del hogar y de las velas brilla en nuestros ojos, coloreando de naranja las sombras de nuestros cuerpos.
Extenuados, nos abrazamos y mordisqueamos nuestros labios y los lóbulos de las orejas entre risas desnudas. Las llamas hacen crepitar los leños en la chimenea, apenas a un palmo de nosotros. La humedad se condensa en el ventanal y un estremecimiento recorre nuestra espina dorsal al caer rendidos y jadeantes sobre las sábanas revueltas, buscando a tientas las mantas para arrebujarnos en ellas antes de que el sudor se enfríe y nos recuerde que ese es el único lugar de la casa donde podemos yacer desnudos.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Betty Red: Hilos de sangre (una visión BDSM)


El húmedo calor de tu aliento
recorre las pardas lágrimas de carmín
que serpentean hasta mis pies sin vestir.

Hilos de sangre escapan de mí,
heridas las tersas aureolas de mi feminidad
por ilusiones de plata que calan mi alma.

Siento apenas que punzan el motor de mi pasión
y que mis gemidos se ahogan
sin llegar a brotar de mis labios desérticos,
pues no permites que escape mi hálito de su prisión.





Sacia mi sed, amo, si te place,
pues desfallecen mis sentidos
y solo tus ataduras me sostienen.

Solo tú escuchas mis mudas súplicas,
ya me delate el trémulo movimiento de mi piel
bajo tus lacerantes caricias de cuero.

Tus hirientes y placenteros abrazos de soga
contienen mi débil carne, que es tuya.
Y para ti es, de alma despojado,
mi corazón aletargado.
Mi sangre es ahora tu alimento
y tu estremecimiento estalla en mi interior.

Siento mi exiguo palpitar entregado
a tus hirientes y dedicados cuidados,
paliado el dolor desgarrado por tan meloso tormento;
privada la vista de errantes distracciones;
inalcanzable el paladar por tu albedrío;
minado mi oído por tus punzantes susurros.




Intuyo serena tu presencia tras las  garras que me hieren,
aún no siendo tú en ellas,
y domas con ellas mi piel grana.
Cancerbero de mi humillación,
en tu cárcel soy esclava.
Amo, solo así mi espíritu escapa de su prisión banal y mortal.

Amo, solo así, servil, extenuada y doliente, soy feliz.





martes, 27 de noviembre de 2012

Lys Green: La vida en blanco

"Vienes mucho por aquí últimamente, ¿no?"

No era una pregunta, era una afirmación.

En ese momento me hizo gracia, y el comentario dio pie a una amena charla con los camareros. Eran cerca de las tres de la mañana de un día entre semana, y el local estaba casi vacío. Mi acompañante se había tenido que ir precipitadamente porque al encender el móvil se encontró con un montón de llamadas y mensajes de su familia, que debía de haberse pasado toda la noche buscándolo. Sonreí al pensar que era la primera vez que salía sola del local, y sin embargo me sentía lo bastante cómoda allí como para no salir intentando pasar desapercibida. Hasta me permití parar en la barra a pedir un vaso de agua y charlar un rato con los camareros... Solo durante una fracción de segundo me sentí algo rara, sobre todo porque había entrado acompañada y parecería raro que saliera sola.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lys Green: Resumiendo...

 

-          ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes ese careto?

 

          Lys deja el bolso, se quita la chaqueta y termina de acomodarse en su sitio, delante del ordenador, mientras se lo cuenta a su compañera del trabajo.


-          - Pues vengo de intentar donar sangre, ¿vale? Siempre he querido hacerlo pero como pesaba menos de 50 kilos nunca había podido, y como hace tanta falta, pues me he dicho “el lado positivo de haber engordado es que ahora puedo ayudar a salvar vidas con mi sangre, a donar tocan”… Así que me planto en el autobús de la Cruz Roja, relleno el exhaustivo cuestionario, me dan las invitaciones para el CosmoCaixa, que me vienen que ni pintadas para los críos, y cuando me toca pasar con el médico, que estaba de muerte…

domingo, 25 de noviembre de 2012

Betty Red: Ero[tea]ka. Microrrelato

- ¿Me dejas conocerte?

- Te dejo que me hagas una pregunta.
Solo una.
Mi respuesta será la verdad y lo más completa posible.
Piénsala bien.

- La tengo.

- [...]

- ¿Té o café?



martes, 20 de noviembre de 2012

Betty Red: Noche de sirenas



          "Cariño, acaban de llamar tus padres para saber si vamos a verlos mañana. Ya les he dicho que este fin de semana es el que nos reservamos para nosotros y que no iremos, ¿vale?" – gritó Sara desde el vestidor.


-          "¡Gracias, cielo! ¡Eres un amor, jajajaja!"


Mientras terminaba de depilarse en el baño, Siro sonrió para sí mismo. Menuda mujer tenía. Tenía las cosas muy claras. Se querían, y en ella encontraba todo lo que deseaba en una mujer: además de sus muchas virtudes, era buena compañera, amiga, amante, inteligente, sexy, divertida… y sobre todo, cómplice. ¿Qué más se podía pedir? Él también intentaba estar a la altura, se sentía afortunado a su lado y ni se imaginaba vivir sin ella.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Lys Green: Novatos, decididos y... nerviosos

[Refundido de El mundo amarillo de P]

Especialmente dedicado a aquellas parejas "novatas" que por fin se atreven a dar el paso pero no caben en sí de puro nervio...


MARTES **************

- ¡Hola, mi niña!

- ¡Qué tal, guapísima!

- Oye, una preguntita, ¿al final cuándo quedamos en que venías a mi casa?

- Llego este viernes, ¿me venís a recoger a la estación?

- [… ] Este viernes… ¿Este viernes???? Vaya…

- ¿Qué pasa?

- No, nada, nada… Que sí, claro que te recogemos y luego nos vamos por ahí a tomar algo. Es solo que no recordaba que el sábado por la tarde teníamos otros planes y me sabe mal dejarte sola y… bueno… que si pudieras quedar con tus amigos para ese día y quedarte a dormir allí, nos vendría mejor y así no te quedas sola… [pero tampoco puedo invitarte a que vengas con nosotros…]

viernes, 9 de noviembre de 2012

Lys Green: Tomando conciencia



Aquellos días con los niños, acampados junto al lago, habían sido especialmente agradables. En un extremo había una pequeña calita donde se alquilaban canoas y patines de agua. Había conseguido convencer al hombre de que le alquilara dos canoas durante la semana completa, dejándole el reloj en prenda y pagándole por adelantado, para poder usarlas a su antojo. Las llevaron hasta la calita junto a la que habían aparcado el coche entre los árboles, y discretamente las usaron para trasladar todos sus enseres y comida hasta una pequeña playa de arena oculta tras unas rocas, completamente inaccesible desde tierra y solo visible desde un extremo del lago. Esperaba poder pasar unos días allí antes de que nadie detectara su presencia continuada en ese lugar, ya que se trataba de un espacio protegido y seguramente estaba prohibido acampar.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Betty Red: La oscura pasión de la noche de Samaín (IV)


Reina el caos en la bruma. El amanecer está próximo y las almas errantes se sienten perecer entre los dos mundos. Ansiosas y desquiciadas, se dejan arrastrar por pasiones otrora humanas o se sumergen en la desesperación ante la inminencia de su ocaso. Sus cuerpos perecederos y volátiles se confunden con los de este mundo mundano y mortal, y de la confusión emanan desgarradores gritos, guturales gemidos y desesperados lamentos.

"¡Policía! ¡¡¡¡Policía!!!!"


lunes, 5 de noviembre de 2012

Betty Red: La oscura pasión de la noche de Samaín (III)

Betty, heredera de la maldición de Lusignac, descendiente de las rusalkas lacustres, no es del todo sabedora de los peligros que para ella supondría el contacto con las ánimas errantes, pero en su subconsciente la prudencia la lleva a evitar de manera especial la luz diurna tras las noches húmedas y neblinosas que ocasionalmente siguen a la luna azul y a los solsticios, a Valpurgis y a Samaín. Debería temer la metamorfosis que supondría el abandono de la existencia humana para ella y la perdición para sus seres queridos. Ahora, solo su condición de infértil la diferencia de las hembras nacidas humanas y mortales, y el vínculo establecido con Lys la hace deudora de ella. Lo que más teme en esta humana existencia es convertirla en víctima de una ingrata traición. Por eso conjura la maldición de esos amaneceres habitando la oscuridad, y respira y precisa del éter nocturno para su particular quimiosíntesis vital.



Betty Red: La oscura pasión de la noche de Samaín (II)

Son las horas de Samaín, las más peligrosas del año, esas horas en las que se abren las puertas del otro mundo y las ánimas visitan este mundo y a sus moradores para rendir cuentas pendientes o maldecirles... El amanecer las devuelve a su purgatorio... Pero algunas, confusas visitantes ocasionales del lugar en que el transcurrir en suspenso de las horas fusiona la tiniebla y la luz brumosa de los días otoñales, no encuentran su camino de retorno. Extasiadas y seducidas por ese oasis que permite la fusión de la vida pecadora y de penate, ni siquiera lo buscan...

"No se puede cerrar, no tiene pestillo..."
"Coloca la mesita contra la puerta, así no entrará nadie... Así. Y ahora...", le susurró al oído mientras le quitaba las copas de las manos y las dejaba sobre la mesita, "... dame los pañuelos que llevas en el bolso, siéntate en la cama y cierra los ojos."

Betty Red: La oscura pasión de la noche de Samaín (I)

La espesa bruma nocturna no deja ver la calle desde la ventana. Es el decorado perfecto para estos días que son el negativo de la fiesta de San Juan, pues en ellos lo que se celebra no es la luz sino las tinieblas y se recuerda a los muertos. Es la festividad celta de Samaín, que llena de calaveras y tenues luces nocturnas la noche de los difuntos.

Vaya, otra vez están apagadas las farolas... Mañana habrá que avisar al ayuntamiento. Cada vez que cambian al horario de verano o de invierno nos pasamos varias noches sin alumbrado público. En estas callejuelas sinuosas y oscuras, habitualmente jalonadas de ladridos que asoman desde las cancelas de las casas y felinos maullidos que se ocultan sigilosos bajo los coches, cualquier sombra, movimiento o ruido supone un sobresalto. Me siento especialmente somnolienta hoy. Me desconcierta la sensación de que la noche anterior parece haberse fusionado con la de hoy sin dejar paso a la luz diurna. Suspiro y miro el reloj de pared.

lunes, 29 de octubre de 2012

Historia del blog


Un día de junio empecé una nueva relación.
Me enamoré.
Empecé una nueva vida.
Empecé a ser feliz.
Y empecé a escribir un blog.


Mi intención original era transmitir un mensaje positivo, ayudar a otras mujeres a encarar su futuro, fuera cual fuera su pasado, con una actitud positiva.
Al poco descubrí una forma de evasión en la escritura, no solo para contar la realidad sino para dar rienda suelta a mi fantasía. Enseguida el blog, los relatos y sus contenidos comenzaron a evolucionar conmigo y cobraron vida propia. Eso sucedió cuando las circunstancias me llevaron a conocer "ese mundo" alternativo y me pareció interesante transmitir esa visión curiosa a través del blog.

Ese fue mi gran error.

Porque la exposición de este mundo impactante se confundió con mi idea inicial y parecía sugerirlo como una propuesta de nueva forma de sexualidad tras la separación... Y nunca fue así. Sin percatarme de ello, de alguna manera conseguí relacionar y vincular ambos caminos y el blog empezó a crecer sin medida, con un contenido ecléctico e incoherente, aunque de alguna manera lo mantuve porque todo ello explicaba por qué yo y mis personajes, según se atendiera a la perspectiva real o a la ficticia, somos como somos. De ahí que los relatos estén salpicados de enlaces de unos a otros. Ahora es imposible quitar ninguno de esos posts sin que me parezca que lo estoy mutilando.

El blog seguirá retroalimentándose, pero al menos ahora cada temática tiene su propio blog destinado solo a un tipo de audiencia, sin que es esta se sienta violentada o abrumada por contenidos distintos de los que busca.

- Kalima-Kala, de contenido variado y apto para todas las mentes.
- Petits Fours: relatos cortos inconexos, aparentemente, y con contenido políticamente correcto.
- Betty Red in Mind: relatos con carga erótica y referencias esxpresas al mundo swinger.
- Patch&Words: el blog original y ecléctico, con referencias expresas al mundo liberal.
- El juego del Agente Smith: blog cerrado paralelo a la evolución de Patch&Words, con dos visiones conflictivas y distintas del mundo swinger por parte de ideologías contrapuestas, y radicales en mayor o menor medida. Es complementario a Patch&Words y no se entiende de manera exenta.

Hago notar que tampoco pretendo dar ninguna receta para la felicidad.
Si en el devenir de las palabras mi enamoramiento se trocó en desdicha, fue circunstancial: nadie dijo que la vida fuera un camino de rosas, y recorrer ese camino nos enseña a ser personas y nos hace crecer. Lo que estoy aprendiendo es que estés en el punto kilométrico que estés, lo que cuenta es la actitud. Y recorrer el camino. Sin mirar atrás.

No sé si la realidad o las fantasías que retrata el blog tienen cabida en todas las mentes.
Puede que te inquiete, que no la compartas o que te incomode, pero seguro que despierta tu curiosidad.
Por encima del erotismo, de la fantasía, del sentimentalismo, de la transgresión, de la "absurdoficción", esta es una historia sobre la supervivencia.

"Tras las palabras acariciadoras y sensuales, hay una realidad descarnada y no va a desaparecer porque finjamos que no exista".

Balikhum Blue, Betty Red y Lys Green

martes, 23 de octubre de 2012

Betty Red: Un encuentro inesperado

"¿Qué estoy haciendo aquí?"

Debían de ser ya las cuatro de la madrugada y me sentía vencida por el cansancio físico, pero también por la acumulación de sucesos vertiginosos acaecidos en las últimas semanas. ¿Pero qué había pasado esa noche? En mi ansia por aprovechar cada minuto de mi tiempo de ocio, cada posibilidad de disfrute como si no hubiera un mañana, cada oportunidad de evasión que me ofrecía el bálsamo reparador de "mis chicos", dulces, cariñosos y encantadores, no tenía intención de quedarme en casa a pesar del inesperado contratiempo sufrido por mi cita esa noche. Le guardaría su rincón en mi baúl de deseo y pasión para otra ocasión; siempre lo tendrá porque es una persona especial en muchos sentidos, pero en ese momento necesitaba encontrar una solución rápidamente. En realidad solo estaba dispuesta a salir a tomar una copa y en el chat encontré a alguien que solo quería una acompañante para conocer un local que no es especialmente de mi agrado, pero que en esas circunstancias me solucionaba el problema. No tuve especial cuidado en seleccionarlo, ni en comprobar si por su personalidad o carácter o visión del mundo pseudoliberal en que me había infiltrado era o no afín a mí.

Abro los ojos.

martes, 9 de octubre de 2012

Lys Green: El hombre de hielo


Son las diez y media de la noche.

Lys se encuentra el portal abierto porque el antiguo edificio señorial tiene portero y vigilante nocturrno en la entrada. “Buenas noches, señorita, ¿adónde va?”, le pregunta un hombre canoso y con bigote con una sonrisa educada y comedida. Ella le saluda tímidamente y le dice el piso al que se dirige. El vigilante parece detenerse a procesar la información y apenas dos segundos más tarde, una vez identificado el piso como el del soltero de oro del edificio, le dedica una sonrisa mucho más amplia que la anterior, y también más reveladora, mientras la recorre de arriba abajo con la mirada. Normalmente eso haría que le hirviera la sangre pero se contiene. Quizás ella misma pensaría lo mismo que debe de pensar él si una desconocida entrara por la puerta vestida “para matar” a esas horas de la noche y preguntara por ese piso, como sospechaba habían hecho otras muchas antes que ella. Mientras subía en el ascensor, se preguntó cuántas como ella se habrían sometido a la misma mirada escrutadora y a la misma evaluación sistemática de su anatomía, vestimenta, medidas y peso por parte del supuestamente discreto portero. Eso suponiendo que solo la considere un ligue y no una profesional. Suponía que se notaba a la legua que no daba la talla, o al menos ella pensaba que si alguien contratara los servicios de una chica de compañía sería bastante diferente a ella, mucho más alta, llamativa, explosiva y con una vestimenta mucho más descarada y atrevida. Al menos, así esperaba que fuera la cosa, y que se notara la diferencia… Aún así, le quedó un ligero velo de inquietud al respecto que intentó desechar de su mente.

lunes, 8 de octubre de 2012

Betty y Bebe: Misterios



Betty ha decidido no sacar el tema del “alejamiento” de Lys de momento. Bebe está muy alterada y sabe que si hablan de ello, acabarán discutiendo y a Betty eso se le da fatal. En ese sentido es igual que Lys, impulsiva e irreflexiva, y no quiere decir algo de lo que pueda arrepentirse más tarde. Lo cierto es que ella misma no sabría qué hacer, no tiene mucha experiencia en estas lides. Quizás la solución de Bebe sea lo mejor para Lys y los niños, y está segura de que no habría tomado una decisión como esa a la ligera; probablemente lo habrá meditado mucho y lo habrá consultado a alguien de su confianza.
Se sienta al ordenador y se pone a mirar las miniaturas de las fotos que aparecen en la pantalla.

domingo, 7 de octubre de 2012

Petits Fours: Ser de agua

No tengo memoria de mi origen.

Las lunas se suceden en la húmeda orilla del lago con la única tregua que les conceden las neblinosas noches otoñales y los oscuros y prontos ocasos del gélido invierno. Admiro la sombra nocturna de mi amado tejo, superviviente del arrollador incendio que oscureció las aguas de mi hogar hace centenares de años. Él reina majestuoso sobre los carballos que me prestan sus ramas para el descanso de mis entumecidas articulaciones mientras el tiempo se dilata esperando arteramente la llegada del ser que deseo para saciar mis ansias, al que seduciré con dulces melodías e hipnóticos bailes sensuales que lo despojarán de albedrío. Lo encandilaré con la desnudez de mi piel nívea y el serpenteante encanto de mi cuerpo apenas disimulado por mis largos y ondulados cabellos plateados, mesados pacientemente por ágiles dedos de melusina ávida de inmortalidad.

martes, 2 de octubre de 2012

Betty Red: Imaginación desbocada

- ¡Hola, soy yo, D!
- Holaaaaaa.
- ¡A que no sabes lo que me ha pasado!
- No me digas más: te han dado plantón, ja, ja, ja...
- ¡Sí!

lunes, 1 de octubre de 2012

Lys Green: En un lugar seguro

- Ábreme, Bebe. Soy yo, Betty.

Betty subió andando las escaleras y se encontró la puerta del piso de Lys abierta, entró y cerró la puerta tras de sí. Mientras se quitaba el abrigo echó un vistazo alrededor. Era la segunda vez que pisaba la casa de Lys y casi ni se acordaba de ella. Sobre la alfombra del salón había una vieja caja de madera abierta y un montón de fotos esparcidas por el suelo y por la mesa de centro.
- Hola, Betty, qué bien que has venido.
- ¿Qué estás haciendo, Bebe? ¿Dónde está L...?

Justo en ese momento sonó el móvil de Bebe y esta le hizo un gesto para que guardara silencio mientras contestaba y salía a la terraza para hablar. Mientras, Betty se puso a mirar por encima los montoncitos de fotos que había hecho Bebe. No entendía nada.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Lys Green: Microamores

No era el momento.

Todavía hay demasiadas heridas por cicatrizar, y nuestros maltrechos corazones aún no han encontrado ni su rumbo ni su ritmo. El mío creyó que sí tenía un rumbo, hacia ti y contigo, y mi razón por una vez actuó en sintonía con él. No así el tuyo. Pero he aprendido a adaptarme a las circunstancias. Este es mi momento y tengo que disfrutarlo. Tú mismo me lo has dicho. También Ch. Ahora lo que necesito no es una pareja, solo amigos (aparte de algún que otro encuentro furtivo por prescripción médica). Pero tengo un problema. Tiendo a implicarme demasiado y al margen de algunos contactos ocasionales, mis amigos nunca serán de usar y tirar, necesito establecer algún tipo de vínculo, aunque sea amistoso. No es lo ideal, pero es así como funciono. No entiendo el sexo por el sexo sin atracción, sin cariño, sin apetencia, sin complicidad.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Petits Fours: El amigo turco

Londres, otoño de 1991

Eran las diez de una noche húmeda y brumosa, y pocos coches transitaban la calle. Yeter se aproximó a la cabina y, tras asegurarse por enésima vez de que no había nadie en las inmediaciones, sacó unas monedas del bolsillo y marcó el número de teléfono de su casa, en Estambul. Llamaba dos o tres veces por semana y podía permitírselo porque habían descubierto un truco que les permitía llamar prácticamente gratis. Solo debían tener cuidado de no hacerlo en su barrio, y de no repetir siempre en la misma cabina ni a la misma ahora para no correr riesgos. De todos modos, difícilmente nadie iba a perseguir un pequeño delito como ese habiendo cosas mucho más serias de las que preocuparse. Solo era una pequeña travesura más.

El suyo era un nombre curioso en turco. Significa "basta", o "basta ya", y antiguamente se solía poner a los hermanos pequeños. De alguna manera ese nombre le había marcado. Aunque no fuera cierto, y aunque es algo que normalmente se le dice al pequeño, a él le gustaba contar a sus amigos occidentales que el nombre se lo pusieron cuando apenas había empezado a hablar porque cada vez que alguien le hacía una carantoña a su hermano, se ponía en medio y era él el que decía "Yeter!"

martes, 18 de septiembre de 2012

Petits Fours: La turista alemana

Rilke por fin puede gozar de unos momentos de relax en la playa. Soñaba con venir al Mediterráneo turco desde hacía tiempo. Antes de casarse era una auténtica trotamundos, había recorrido parte de Europa con la mochila a la espalda y echaba de menos su pasión de juventud, la escalada. Le encantaba sentir cómo la adrenalina mantenía sus sentidos alerta y sus músculos tensos al máximo cuando se enfrentaba a una pared casi vertical y tenía que buscar un resquicio en el que apoyarse con la punta del pie o donde aferrarse con la mano. Sin embargo, su trabajo de funcionaria era todo lo contrario, monótono y aburrido, y había tenido que dejar los viajes y la escalada a raíz de sus embarazos y las largas ausencias de su marido, que la obligaban a dedicar todo su tiempo a sus hijos casi en solitario. Su vida social se limita a alguna que otra barbacoa en los parques de Bremen con otros amigos, siempre rodeados de niños de los que no puede descansar ni un minuto. Tiene tres chicos. No es que quisieran realmente tres, es que el tercero fue un intento infructuoso de "a ver si esta vez sale niña". Por suerte, ha podido disfrutar de ellos a tiempo completo casi todo este tiempo, y solo recientemente se ha reincorporado a su trabajo en la administración local. Pensaba que sería un alivio de su trabajo de madre a jornada completa pero lo único que ha conseguido es cargarse aún con más obligaciones. La vida no le da para tanto. Su marido es un encanto cuando está. Pero es que casi nunca está. Debido a su trabajo, se pasa la semana viajando y no puede contar con él. A Rilke le encantaba viajar y no pensaba que tener hijos fuera a ser un impedimento, pero en la práctica sí lo es. Por problemas de agenda de su marido y del colegio de los niños han estado aparcando durante años la posibilidad de hacer esa escapada a Turquía, que por una razón u otra no hacían más que postergar de un año al siguiente.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Petits Fours: El atentado

Marco se levantó esa mañana al amanecer y se puso a desayunar junto a la ventana de la cocina, desde la que se veían los campos llenos de viñedos cargados de uva lista para la vendimia. Abrió la ventana y respiró el aire puro de la montaña. No pudo evitar recordar aquellos otros amaneceres impregnados del olor del mar, apenas un año antes, cerca de Sant'Alfio. No entendía cómo había podido tener tan poco entendimiento y tal falta de sensatez como para embarcarse en algo como aquello sin haberlo consultado siquiera con su familia. Era demasiado lo que se jugaban él y sus compañeros, pero tenían la temeridad propia de la juventud. De eso se aprovecharon.

Catania, principios de los 90

"Mamá, espera, que me he mojado todo y me tengo que cambiar..." "¡Date prisa, que ya deberíamos estar saliendo!".
Los escoltas cruzan una mirada inquieta y miran el reloj. Es preciso organizarse y cuidar cada movimiento a la hora de proteger a la familia del magistrado. No es problema de ellos que los niños lleguen tarde al colegio, pero cualquier alteración en su planificación les provoca inquietud. Por el contrario, están convencidos de que si el juez sigue vivo es gracias a sus continuos cambios de horario, a su falta de rutina, a no haber establecido ninguna ruta definida, a mantenerse alejado en la medida de lo posible de todo lo que tenga que ver con la mafia. En definitiva, a no meterse en líos. Y ellos dan gracias de que sea así.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Lys Green: En la estacada

"Entonces, ¿qué es lo que recuerdas de esa noche, Mina?"
"Pues bien poco, la verdad, salvo lo que se me quedó grabado de haberlo comentado luego con Lys. Estuvimos hablando un par de horas, ella necesitaba desahogarse con alguien y conectamos muy bien. Me habló de sus hijos, de sus problemas con su ex, del alivio que sentía por haberlo dejado la noche antes con uno que no pintaba nada en su vida... Yo le comenté que tenía una amiga con problemas parecidos a los que había tenido ella y me dio un teléfono de contacto del centro al que había acudido hace años, y me insistió mucho en que sobre todo no la dejara sola, que no la abandonara, y que la convenciera de que se puede salir. Ella terminó desistiendo por falta de apoyo y solo la casualidad hizo que lo consiguiera, pero con algo de ayuda lo habría hecho mucho antes. Luego estuvimos charlando de cosas menos trascendentes. Yo apenas conozco España y me habló de su tierra, de Galicia, de Compostela, me explicó lo que era el Camino de Santiago y la Vía Láctea.
«¿No te suena la historia del robo del Códice Calixtino? Ha salido en todas las noticias. Fue ahí precisamente, en la Catedral de Santiago...». Quedamos en buscarnos por Facebook y así lo hicimos, nos amigamos y mantuvimos el contacto."
"Pero... ¿y el italiano? ¿Cómo es que no lo recuerdas?"

Betty Red: Drogadicción y pasión

Vosotros sois mi droga. Generáis en mí esta enfermedad, esta dependencia de las sustancias que saturan mi corteza cerebral y que alteran mi comportamiento y mis emociones, nublan mi juicio y mi entendimiento, relativizan el dolor y la percepción. Os deseo porque en las dosis adecuadas podéis producir alucinaciones, intensificar los sentidos, provocar sensación de euforia... Os necesito porque vuestra ausencia puede ser desquiciante, puede enajenar mis sentidos, puede arrastrarme a la desesperación.

"Amor, entiéndelo, la falta de tu sangre en mis venas me hace bordear la locura y coquetear con la dama negra en mis ensoñaciones más extremas, y solo ellos me alejan del abismo. Desde que me faltas, siento que se me encogen el alma y los pulmones y que una mano atenaza mi garganta. Padezco el dolor desgarrador de mis músculos cuando se contraen por falta de alimento, el temblor descontrolado que me alerta imperiosamente de mi necesidad de ti, el desplome de mis emociones hasta las profundidades insondables."

domingo, 9 de septiembre de 2012

Betty y Balikhum: ¿Quién?

- ¿Mina? Soy Bebe, la amiga de Lys, ¿me recuerdas? Nos vimos una vez en casa de Lys, al principio del verano.
- ¡¡Hola, Bebe!! Sí, claro, ¿todo bien?
- Bueno, no mucho... A ver, ahora estoy en casa de Lys con Betty. Estamos preocupadas por ella y necesitamos tu ayuda para intentar localizar... Bueno, hemos conseguido que duerma un poco, porque menudo descontrol lleva con este tema... ¿Te ha comentado algo?
- ¿Qué tema? Yo no he vuelto a hablar con ella desde que volví de mis vacaciones en su casa, en Galicia... Apenas cruzamos unos whatsapps para saludarnos y me preguntó por mi trabajo, qué tal me iba, nada más. No sé nada más...
- ¿No sabes lo de su chico? ¿No te ha dicho nada?
- Eeeeeeeh... Pues no, ¿su chico? ¿Quieres decir su hijo?
- ¡Nooooo, su hijo no! El italiano. Espera, pongo el manos libres para que te oiga Betty.
- ¿Qué italiano? ¿Ha conocido a un italiano? No entiendo nada...
- A ver, Mina. Ella nos dijo que al italiano con el que está saliendo lo había conocido ahí, gracias a ti, que tú fuiste en cierto modo su hada madrina, su celestina, la que los puso en contacto. Que supiste ver que era el chico perfecto para ella. El día del partido, ¿recuerdas?
- Bebe, es que no entiendo nada de lo que me estás contando. Ella solo estuvo un día aquí, el día que nos conocimos. Y sí hubo un partido, es cierto, lo recuerdo. Pero yo no le presenté a nadie, ni ese día ni ningún otro. Y no recuerdo a ningún italiano en particular...

Betty y Bebe se miraron atónitas. Las que no entendían nada eran ellas.

- Mina, ¿trabajas esta noche? ¿Podemos ir a verte y lo hablamos en persona?
- Sí, claro, entro en unos minutos, precisamente. Venid y hablamos porque me estáis liando... ¿Pero Lys está bien?
- No lo sabemos, Mina. En menos de una hora estamos ahí. ¡Hasta ahora!

Continuación en Lys Green: En la estacada

jueves, 6 de septiembre de 2012

Lys Green: Tratamientos paliativos

“Entonces quedamos esta noche a las diez, ¿vale?”
Había pasado toda esa tarde llorando, muerta de frío, metida en la piscina infantil. El aire era inusualmente frío para un mes de agosto y la piscina grande estaba cerrada por un problema con la depuración de las aguas, así que no había nadie en las instalaciones salvo los socorristas, que charlaban en la otra punta. No podían ver mi cabeza apoyada sobre mis brazos en el borde del pequeño estanque, ni oír mi llanto ahogado, ni percatarse del frío que atenazaba mis músculos hasta resultar casi doloroso. Necesitaba sacar todo eso de mí, la tristeza que siento por no tenerte, por haberte perdido sin saber cómo.  No puedo volver a mi casa; mi madre había venido solícita a ayudarme tres días antes, justo cuando me di cuenta de que ya no contestabas a mis mensajes y de que no dabas señales de vida. Llegué a pensar que habías tenido un accidente de coche, y que a 700 kms de distancia, sin amigos comunes, no me enteraría nunca. Solo ese día recibí un lánguido mensaje tuyo diciendo que estabas mal. Entiendo que necesitas tiempo, que todo ha ido demasiado rápido y que aún no has superado tu propia separación.  Que necesitas pasar tu duelo y que mi realidad te angustia y te sobrepasa. Dices que nada de lo que te pasa es culpa ni problema mío, que eres tú el que tienes que aprender a gestionar tus emociones. Y desapareciste, te fuiste a miles de kilómetros de tu vida y de la mía.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Lys Green: El mundo amarillo de P (III). El reservado.


[continuación de Lys Green: El mundo amarillo de P (II). Trío MHM.]

Era medianoche cuando por fin encontramos un sitio para aparcar. Antes de bajar del coche, nos quedamos un rato sentados dentro, para darnos una última oportunidad de echarnos para atrás. Entre risitas nerviosas, una lata a medio beber de RedBull, un mechero que cayó bajo el coche del bolsillo de una cazadora, y un tacón que se enganchó con el cinturón de seguridad, conseguimos por fin arrancar.

La calle estaba prácticamente vacía, salvo por una pareja y el portero que fumaban en la calle, los cuales nos hicieron sospechar que probablemente esa entrada oscura, sin iluminación y sin cartel llamativo, fuera el sitio que buscábamos. P entró decidida y la seguimos dejando caer un tímido "Buenas noches" al portero, que nos devolvió el saludo y abrió la puerta para que pasáramos. Nos cruzamos con un hombre cano, pequeño y con una sonrisa de oreja a oreja que salía de la mano de una espectacular mulata de metro noventa vestida de llamativo añil. En una fracción de segundo advertimos que con toda probabilidad los siliconados atributos femeninos pugnaban con los masculinos por hacerse un hueco dentro del escaso vestido en el que iba embuchada. En fin, para gustos pintan colores. Pero dentro de nuestra limitada experiencia de la vida e influidos sin duda por nuestros prejuicios, el chico y yo nos miramos con la misma mirada significativa. Si eso era representativo del ambiente que nos íbamos a encontrar dentro, menudo plan. P ni se inmutó y se fue directa al guardarropa, donde se pagaba la entrada, mientras nosotros, como luego supimos, pensábamos para nuestros adentros "¿En qué antro nos estamos metiendo?" Por supuesto, no nos atrevimos ni a abrir la boca.