sábado, 4 de agosto de 2012

RGB: Contactus interruptus

Este relato no es ni rojo, ni verde, ni azul. Es una mezcla de los tres. Le podría pasar a Balikhum, la aventurera, la exploradora. O a Betty, la deshinibida que se atreve con todo. O a Lys, dispuesta a que sus prejuicios no la dominen y tremendamente envidiosa de la capacidad de Betty para disfrutar del sexo sin más, o de la ingenuidad de BB, que la hace demasiado confiada y extremedamente sociable.

<<A estas alturas de la vida, las cosas se suceden a una velocidad vertiginosa. Hace dos meses no tenía pareja, pero sí un amigo con derecho a roce, un amante ocasional de 28 años y un par de amigos virtuales, potenciales amantes si la vida nos hubiera colocado en los mismos planos espaciotemporales. Es más, apenas sabía lo que era el mundo swinger. En menos de dos meses, mi opinable y reciente promiscuidad ha pasado a la historia por innecesaria, mi ansiedad existencial de llenar un vacío afectivo y mi desbocada apetencia sexual se ha trocado en una dulce sensación de enamoramiento; tengo una pareja y, lo más curioso, nos hemos creado un perfil como pareja en un foro liberal. ¿Y ahora qué?

Los dos conocemos los locales liberales pero no es lo mismo que decir que conocemos el ambiente swinger. Nuestras incursiones en este campo se limitan a unas pocas aproximaciones y pequeños pasitos destinados más bien a abrir nuestras mentes y explorar ese mundo paralelo y desconocido, que al goce sexual propiamente dicho. La realidad es que la única experiencia realmente swinger en nuestro currículum la vivimos los dos juntos la semana anterior. No es mucho para rellenar el currículum...

Vivimos separados por nuestras obligaciones y un vuelo de distancia. Pero aprovechamos al máximo cada oportunidad de estar juntos y de disfrutar de nuestra recién adquirida complicidad, al descubierto desde el minuto uno. Y de nuestra sexualidad, desde la hora tres. Y de nuestra relación de pareja, desde el día dos. Como digo, vertiginoso. Y no sé si es por eso, porque los dos hemos jugado con todas nuestras cartas sobre la mesa y no tenemos nada que ocultarnos, que tengo la sensación de estar viviendo la relación más honesta, sincera, romántica, apasionada, intensa y valiosa que nadie pueda vivir jamás. Y no tenemos problema en reconocer nuestras apetencias y nuestros temores, ni de saltar en paracaídas si hace falta, mientras lo hagamos juntos.

Así que apenas mes y medio después de conocernos, nos divertimos redactando nuestro decálogo como pareja liberal y cotilleamos otros perfiles en el foro, incluso de vez en cuando chateamos con alguien. Pero, ¿de verdad nos atreveremos a dar el salto? Nos repetimos continuamente que poco a poco, pero sentimos que nos contradecimos continuamente, porque nuestro deseo y nuestra compenetración van muy por delante de nuestra cabeza y nos arrastran a un ritmo trepidante. De todos modos, la razón nos dice que una cosa es chatear, incluso tener una experiencia swinger espontánea en caliente, en pleno fragor de la batalla y en el local, y otra muy distinta quedar con alguien en frío.

Porque sí, es cierto, las reglas liberales dictan que nadie se tiene que sentir forzado y que no hay ningún tipo de compromiso, que no es no, y que cuando uno quiera parar los demás tienen que respetarlo, y bla bla. Vamos, que solo se trata de establecer contacto y si se congenia lo mismo se puede pasar a otra fase de juegos y demás. Ya mientras cambiábamos hasta la saciedad nuestro perfil (más de uno nos preguntó que por qué habíamos cambiado tres veces de nombre, y que si éramos una pareja de verdad o un chico camuflado, como tantos), casualmente empezamos a chatear con una pareja y sin saber cómo ya estábamos hablando de si coincidiríamos en un local, y cuándo vais vosotros, nosotros tal día, quizá podamos nosotros, adiós, nos vemos. Y si te he visto no me acuerdo, porque con el retorno a nuestra banal y cotidiana existencia todo esto pasa a un neblinoso segundo plano. Total, si por temas laborales mi chico y yo no nos podríamos ver hasta dos semanas después, para qué darle más vueltas...

El caso es que las circunstancias hacen que tengamos la oportunidad de estar juntos el fin de semana siguiente y rápidamente la ilusión y el ansia de vernos, de desfogarnos y hacer travesuras juntos nos hacen pensar concurrentemente en visitar un local. Los dos estamos de acuerdo. Enseguida descartamos la posibilidad de quedar con aquella pareja porque las fechas no coincidían. De hecho, para mí casi fue un alivio, porque mi experiencia se limita (nada menos, dirás) a dos tríos de los dos tipos. Porque lo cierto es que la chica de la semana anterior no llegó a participar activamente salvo por su generosidad al permitir que su yogurín contribuyera a que yo alcanzara el séptimo cielo. Vamos, que la que realmente disfrutó ahí más que nadie, fui yo... de aquellos dos estupendos chicos. Y en ese momento volví a revivirlo y recordé nuestras charlas sobre que tendríamos que repetirlo alguna vez y probar cosas nuevas. ¿Y por qué no entonces? Ya que la pareja se había caído a última hora... Buf, qué pereza.

Sábado por la mañana. Hasta la noche no quedaremos para cenar con una amiga y luego un garbeo por el local, que solo había ido una vez en domingo, vacío, y quería ver el ambiente en sábado. Aun así, al cabo de un rato me conecto al foro con mi anterior perfil de chica sola para pensarme si lo cancelo o qué y de repente empiezan a abrirse ventanitas. Doce conectados. Sorprendente, ¿a esas horas? Quién lo diría. Blob, blob. Suele pasar. En cuanto huelen una chica sola, las hormonas empiezan a rebosar por todas partes. Cierro ventanita, cierro, cierro. Ni las miro. Todas de chicos solos, y los nombres de lo más "atracativo", vamos, que van a lo que van: estilo raboman, o veintecms o salidorro. A ver, es mediodía, o estás muy aburrido o muy salido. No me interesas, chaval, ¿no has visto mi perfil? Voy poco a poco, no me gusta que vayas a saco, me gusta la educación. Blob, blob, cierro, cierro. Al final no sé con qué me lío y se me pasa el tiempo. La cadencia de los blobs es cada vez lenta. Blob. Cierro. Hasta los salidorros tienen que comer en algún momento. Cinco conectados. Blob. Me lo tomo con calma, ahora solo hay uno. Y este no suelta el anzuelo (todos empiezan igual: "Hola", "Hola guapa cómo estás" e incluso algún "ola ai alguien aí" que daña la vista). Este al menos se ha esforzado un poco: "He visto tu perfil" y no desiste aunque no le contesten. Tiene paciencia y sabe algo de chicas. "A mí también me gusta ir poco a poco". Vale, entro al trapo. No contesto pero miro el perfil. Al menos no tiene ninguna foto de dudoso gusto (bueno, a mí en ese caso el gusto no me parece dudoso, sino cristalino: una foto de tu rabo, chaval, es algo pésimo y chabacano y dice muuuucho de ti. Puaj!). Al revés, lo que veo me parece interesante: físico por encima de la media, joven (demasiado, por cierto). Nada de ir a saco ni mucho menos. A este al menos le contesto para que no pierda el tiempo, precisamente porque me gustan los buenos modales. "Lo siento, solo estoy cotilleando un poco pero no busco nada" "Vale, no he dicho que quiera nada, tranquila" "Pareces un chico educado, perdona, no quiero parecer cortante, pero es que es muy cansino que te bombardeen por ser chica sola y hay cada uno..." "lo sé, solo quiero charlar un rato". Y charlamos, un buen rato, por cierto. Antes de nada aclaro que no soy chica sola y tengo pareja. Seguimos charlando de los sitios que conocemos, de cómo somos, que si estás muy bien en las fotos... ¿Qué fotos? Ah, las del blog, pues sí que has investigado... Solo muestran el cuerpo medio tapado, no se ve nada... Pero me gustan, estás muy bien. Qué va, estoy rellenita, es que las fotos solo muestran lo mejor, a ver, no voy a poner una foto de lo peor, jajaja, son medias verdades...Pues yo insisto en que me parecen todas bien... Vale, pero juegas con ventaja, tú ves mis fotos y yo no veo las tuyas, porque las del perfil no dicen nada...Si quieres te amigo en Facebook y lo ves.
Mmmmm, por un lado, prevención: "prefiero que no, nada de datos personales". Por otro lado, se gana mi confianza: "mira, yo te doy mi facebook y tú lo miras y me dices, ¿vale?" Lo hacemos así. Ya es la segunda vez que me pasa, y me doy cuenta de que efectivamente las chicas tenemos que protegernos porque estamos más expuestas y en inferioridad de condiciones y no sabes nunca con quién te puedes cruzar. Además, es inevitable que nos sintamos un poco "acosadas" y nuestra educación tirando a represiva nos ha enseñado a levantar barrera defensiva tras barrera, y aunque algunas sobran, otras son más que necesarias. No os molestéis, chicos, sobre todo si me estáis leyendo, pero por cada uno como vosotros hay ciento y la madre del estilo "raboman". De ahí también que para un escarceo parezca más seguro ir a un local que a otro sitio, nadie revela ningún dato personal, ni dónde vive, ni nada, y no tienes porqué saber ni el nombre, basta con el nick para el contacto. Pero que un chico se muestre tal cual a una chica al menos indica que no tiene nada que ocultar. Chicas, aún así, no bajéis la guardia, pero sabed eso, que si no muestran ni eso, lo mismo es que sí tienen algo que ocultar, así que no os confiéis. Abro su facebook y me encuentro a un chico muy joven, guapete, alto, delgado (él dice que no, yo flipo, entonces yo le pareceré un tonelillo!!)... Le digo las cosas como son. "Mira, es que no sé si te quedó claro, yo tengo 42, ¿eh? Es que tú eres un pipiolo!!!" "No me importa la edad" Uff, de repente caigo... ¿De qué estamos hablando? Aclaremos por enésima vez las cosas: "Oye, que no quiero que te hagas ilusiones, que yo tengo pareja, si quedo con alguien es estando los dos, nada más" "Ya, ¿he dicho yo algo de quedar?" Estoooo, pues noooo... ¿En qué coño estoy pensando? Vaya, de repente se me vinieron a la cabeza todas las charlas de si repetiríamos la experiencia con un chico o algo así, que a él le encantó verme disfrutar tanto... Rápidamente le envío un whatsapp, le cuento que estoy chateando con un chico muy agradable y correcto y que si podríamos plantearnos quedar con alguien, solo para tomar una copa y ver si congeniábamos o no y que luego ya veríamos. Le parece bien. Mirará el perfil. Cuando le digo el nombre resulta que es uno de los que ha rechazado sin mirar siquiera (porque, aunque menos, los chicos solos también lo intentan con las parejas; todo sea por mojar el churro, supongo...). Le digo que no, hombre, que es que le había dicho yo que nos enviara una solicitud de amistad al perfil de pareja, que yo no estoy "operativa" como chica sola...

Retomo el contacto con el chico y no sé muy bien cómo, de repente nos ya estamos planteando en serio lo de quedar para tomar algo antes... Ya estamos, en el avión, con el paracaídas puesto y pensando si saltaremos o nos echaremos atrás en el último momento.

Ufff, de repente me doy cuenta de lo nerviosa que estoy, ¿de verdad estoy hablando con un chico para que se venga con nosotros? ¡No me puedo creer que esté haciendo esto! A ver, que es un desconocido, si no hay feeling no pasa nada, cada uno por su lado, es normal en estos casos. Lo dice siempre mi amorcito: a estos sitios hay que ir siempre sin hacerse expectativas de nada; si surge algo, bien. Y en nuestro caso mejor, que al ir el uno con el otro, sabemos que nos lo pasaremos bien juntos. Empiezo a ponerme cada vez más nerviosa, incluso algo excitada ante las escenas que se agolpan en mi imaginación.

"Oye, nosotros teníamos pensado ir esta noche al sitio este..." "Vale, ¿y si quedamos antes para tomar una copa?" "Sí, claro, claro" "Oye, lo siento, estoy un poco nervioso... me va el corazón a mil" Uy, es tan tierno que hasta se pone nervioso y lo reconoce... Pues ya somos dos, encanto. "Es que no me puedo creer que vaya a quedar con un mujerón como tú" "¿Mujerón?" No sé qué fotos habrá visto este, porque no me puedo dar por aludida... "De mujerón nada, no te montes películas... Además el aumentativo no me va porque soy un taponcito..." "A ver, que lo digo en serio, que serás bajita pero estás muy bien, de verdad..." Zalamero... Sé que son solo palabras porque a fin de cuentas hasta que no te encuentras en persona con el otro es difícil hacerse una imagen, pero debo reconocer que el subidón para mi autoestima es importante... por otro lado, tengo una terrible sensación de estar engañando al pobre muchacho, si al final quedamos se va a decepcionar pero de verdad... Y entonces mi autoestima volverá a esconderse en su ratonera. "La verdad es que tú también estás muy bien" "Pero bueno, que si luego no hay feeling no pasa nada" "No, no, claro, claro" Empezamos a concretar, que no sabemos si vamos o venimos de puro nervio. Creo que cada uno empieza a hacerse unas expectativas: para mí, la posibilidad de repetir la experiencia de la semana anterior; para él, supongo, lo que iba a ser una aburrida y monótona tarde de sábado solo en casa, como mucho chateando un rato con los amigos, de repente se convierte en la posibilidad de concertar una cita con una mujer, aunque sea con pareja, que en la fase de nerviosismo y excitación no tiene ningún defecto importante: supongo que en ese momento de exaltación, es más que suficiente que no tenga sesenta años ni las tetas como pimientos arrugados. Porque para dar una vuelta, cualquier bicicleta es buena. Pero hasta con las hormonas revolucionadas cualquier tío medianamente normal tiene un umbral de tolerancia, y en cuanto a mí, pues siempre te queda el temor a resultar decepcionante. Está claro que no llego ni a caricatura de Demi Moore o Shakira, pero bueno, supongo que algo tengo que ofrecer, jejeje. Y si no, que se lo pregunten a... bueno, y a... Vamos, que cada vez estoy más y más nerviosa y el otro debe de estar taquicárdico por lo menos. Empiezo a cruzar los mensajes en el chat con los whatsapps a mi chico. Cuál es el plan, pues hemos quedado a las once con nuestra amiga para cenar, y no sé cuándo terminaremos... Le comento que el problema es quedar, pues lo fácil sería que nos llamáramos... Ooops! Primer escollo. Pero no me lo pienso demasiado. Mira, nos damos los números de móvil y ya está, para que nos vamos a complicar, serás discreto, claro mujer. Vale, estamos hablando de quedar solo para conocernos, ni siquiera de hacer nada y ni siquiera ahora. Pero las imágenes de los tres jugando tímidamente y cada vez más y más... Beber una copa y dejar que la embriaguez me arrastre y que los besos de los dos recorran mi cuello, mi escote, mi hombro ahora desnudo, y uno suba besito a besito hasta mi mejilla mientras el otro baja por mi garganta mientras una mano roza mi pecho, y otra electriza mi espalda... Cerrar los ojos y dejar que sus manos me aprisionen al principio con recato pero conquistando cada vez más rincones de mi piel... Echa el freno... Pero solo si cuaja el tema, recuerda, solo si cuaja.

¿Y por qué no va a cuajar? ¿Y si el que se echa para atrás es mi chico? No pasa nada, porque si no está él no hay trato, sencillamente no pasará nada. Es más, cuando había la posibilidad de hacerlo con una pareja, yo ya había dejado claro que de intercambio puro nada, que en la fase de luna de miel en que se encuentran mis sentimientos y mi deseo por mi pichurrín, no cabe que lo haga con otro porque sí, por hacerlo, ni lo quiero ni lo necesito ni nada de nada... De hecho, la única forma en que podría dejar que participara otro y yo estar tranquila es viéndolo a él y sintiéndolo cerca, más que cerca, dentro de mí, abrir los ojos y mirarle a él, y sentir al otro detrás, y yo en medio, y besarle, y gozar a tope de la doble experiencia.... Ufffff, quieta pará. El tono en que chateamos de si quedamos allí o en otro sitio, de a qué hora más o menos, que si luego nos echamos para atrás es mucho trastorno o no, dice que no, que además le queda cerca de casa... el tono pragmático, decía, baja varios grados la temperatura. Pero solo momentáneamente.


La escena ahora es en un privé, los tres desnudos y yo en medio, solo caricias, nada más, y su excitación pegada a mi cuerpo.... De repente me escribe mi chico, oye, pero los sábados no pueden entrar chicos solos. ¿Ah, no? Vaya, pero podrán entrar tríos. Tendremos que entrar juntos. Pero resulta que sí, pero que cree que es carísimo, una burrada, y no se lo puede permitir. Segundo escollo. Baja el mercurio de golpe. La lechera del cuento era menos fantasiosa que yo, me temo. Y no me quiero imaginar lo que pasaba por la cabeza de este chico. Menudo calentón. Y menudo el brusco salto de la sauna directamente al agua helada. Fin de las negociaciones. Otro día será...>>

Post relacionados:

Betty Red: Cotilleando perfiles en el foro

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios