lunes, 8 de octubre de 2012

Betty y Bebe: Misterios



Betty ha decidido no sacar el tema del “alejamiento” de Lys de momento. Bebe está muy alterada y sabe que si hablan de ello, acabarán discutiendo y a Betty eso se le da fatal. En ese sentido es igual que Lys, impulsiva e irreflexiva, y no quiere decir algo de lo que pueda arrepentirse más tarde. Lo cierto es que ella misma no sabría qué hacer, no tiene mucha experiencia en estas lides. Quizás la solución de Bebe sea lo mejor para Lys y los niños, y está segura de que no habría tomado una decisión como esa a la ligera; probablemente lo habrá meditado mucho y lo habrá consultado a alguien de su confianza.
Se sienta al ordenador y se pone a mirar las miniaturas de las fotos que aparecen en la pantalla.



Distingue unas fotos de atardeceres en el Mediterráneo, unas barcas encalladas en la arena, una instantánea que se hizo Lys a sí misma una noche bajo un soportal, sus pies en el agua, varios experimentos de esos que hace ella con los filtros de la cámara del móvil, el paseo marítimo abarrotado de gente haciendo fotos al espectacular cielo la tarde del incendio… Retrocede y mira las fotos anteriores. La mayoría son de los niños o de paisajes. Varias de ellas son similares a las que tiene en el corcho: los niños en la playa, en el salón de su abuelo, incluso una en la que uno de ellos simula leer un libro que parece bastante inmanejable, de hecho está colocado del revés, y el niño lleva las gafas del abuelo puestas en la punta de la nariz y aparece riéndose mientras hace una mueca a la cámara. En otra serie de fotos al aire libre, los niños aparecen junto al coche, o subidos a unas rocas o con los pies descalzos en el agua, de espaldas a la cámara. Una serie de fotos panorámicas amplían la vista y muestran una gran masa de agua rodeada de árboles frondosos y verdes montañas… El corazón de Betty comienza a latir aceleradamente. Tiene la sensación de conocer de algo ese lugar, pero no recuerda de qué. Pincha en las fotos para verlas a pantalla completa y sin darse cuenta se sienta en la silla giratoria, obnubilada, mientras pasa de una foto a otra. Ve una playa de arena y rocas y algunos árboles que enmarcan una puesta de sol sobre las montañas del fondo. Una barca diminuta a lo lejos, en el centro del lago, le sirve de referencia para calcular el enorme tamaño del lago. Varias vistas distintas del mismo lago desde distintos puntos muestran varias playas, pequeñas calas y hasta una casa con embarcadero que parece salida de las oscuras aguas. En algunas tomas se intuyen rincones recónditos y casi inaccesibles, y otras imágenes permiten adivinar caminos entre las rocas y la vegetación; en una de las orillas del lago las montañas terminan abruptamente en el agua. Es tan hermoso, y transmite tal paz y serenidad…

-          Es bonito, ¿verdad?

Betty se sobresalta al oír la voz de Bebe a su espalda, pero no levanta la vista de la pantalla.
-          Sí….
-          ¿Has visto algo que te llame la atención?
-          No, no sé qué buscar… Quiero decir, en las fotos no, son muy parecidas a las que tiene en el corcho. Lo que sí he encontrado es alguna posible prueba de que hay alguien más, no sé si el italiano, pero alguien. Unos recibos y algunos productos de aseo masculinos… Oye, parece que lo de los libros raros lo lleva en la sangre, no hay más que libros de esos por todas partes en casa de su padre.
-          ¿De qué libros hablas? Ya sabes que les encantan los libros y que ha crecido rodeada de ellos…
-          Ya, pero estos no son normales. Hablo de unos que vi en su habitación, son parecidos a estos que están en la vitrina del salón de su padre, detrás de los niños, o al que tiene la niña en el regazo, el que ni siquiera está del derecho. Voy a girar la foto, a ver si veo el título… ¡Ah, qué curioso! Es el Libro de Horas de la Reina María de Navarra, el mismo que tiene Lys en su habitación…
-          No será el mismo, no tiene sentido, son libros carísimos y algún día los heredará Lys; lo lógico sería que si su padre le ha regalado uno ahora sea distinto de los que ya tiene él.
-          Bueno, en el dormitorio lo que hay es una especie de estuche, quizás esté vacío, pero yo diría que no, parece muy pesado. El libro realmente no lo he visto, por eso no lo reconocí inmediatamente…


Se levantó y unos segundos después apareció con un estuche rígido de cuero negro, en cuyo frente se había repujado un escudo y el título con letras doradas en la cubierta.  

-          ¿Ves? Aquí lo tienes, es muy pesado así que el libro está dentro seguro. El problema es que el estuche va con llave y no la tenemos, habría que buscarla. Pero vamos, no es muy importante, yo no lo tocaría, si es tan valioso.
-          A ver, más que valioso es caro porque es un artículo de coleccionista, un facsímil, y son series limitadas. Mira, este precisamente es como el que le regaló el Ayuntamiento de Barcelona a la infanta Cristina como regalo de bodas. Por lo que sé, su padre tiene otros que son aún más caros y desde luego valiosísimos, porque son cuasi-originales. Están hechos en los mismos materiales y con los mismos tipos de pigmentos y técnicas que el original, podría decirse que son “auténticas falsificaciones”, ja, ja, ja… Sería muy difícil distinguirlos del orig…

Bebe enmudeció de repente y salió corriendo del salón. A los pocos segundos volvió con una foto en la mano.

-          Aquí no se distinguen bien, pero seguro que la del ordenador podemos verla ampliada. A ver si se pueden leer los títulos en los lomos…

Mientras hablaba más para sí misma que para Betty, esta se apresuró a levantarse para dejarle el sitio delante del ordenador a Bebe, que comenzó a recorrer las fotos hasta que encontró una suficientemente nítida y la amplió. Recortó una parte, la guardó, conectó la impresora e imprimió dos copias en folios normales.


-          Betty, amontona aquí todos los libros especialmente llamativos que veas, ya sea porque son raros, voluminosos, con ilustraciones llamativas o que parezcan antiguos. Mira también si hay tubos redondos de los que sirven para guardar posters o planos. De paso mira si alguno de ellos coincide con los que se ven aquí. Sé que es difícil, pero vale la pena intentarlo. No te fíes del aspecto, algunos tendrán carátulas para protegerlos o disimularlos, o estarán guardados en estuches, así que podrían tener una apariencia distinta. Empieza por el dormitorio, yo miraré mientras en el salón.
-          Espera un momento, Bebe… ¿Qué tiene todo esto que ver con el italiano?
-          Mira, Betty, no lo sé seguro, es solo una intuición. Pero lo que es seguro es que todo esto es bastante atípico. Como también es atípico que una persona aparezca y desaparezca como si nada de la vida de alguien, o que intente borrar su rastro.
-          ¿Pero no decías que el italiano no existía? Entonces no es que haya borrado su rastro, ¡es que nunca lo hubo!
-          Sí lo hay, está el perfil de la red social profesional, sea falso o no. Y está esta otra foto, mira, acabo de verla.
Saltó a otra carpeta que se llamaba “FotosBlog” y comenzó a pasar de una foto a otra rápidamente. La mayoría eran de la playa, incluidas algunas que se había hecho Lys a sí misma tomando el sol en la orilla, a plena luz del día. En una de ellas, en la que se notaba que tenía el brazo levantado y se había hecho la foto a sí misma, se veía su torso desnudo y parte de su rostro, pero también se veía parte del perfil de un chico con barba de pocos días que apoyaba su cabeza en ella y que tenía un auricular blanco en el oído.


-          ¡Mira! Tiene que ser él, además parece que está escuchando música y eso cuadra con lo que cuenta en el blog del italiano.
-          Espera, yo tengo la impresión de haber visto a este chico en algún sitio, no sé qué es… ¡Ah, sí!

Volvió a las fotos del día del incendio y le mostró a Betty unas del paseo marítimo con gente.

-          Mira aquí, aunque no se le vea la cara, este chico que está haciendo fotos al incendio tiene el mismo corte de pelo y barba de pocos días y aparece en dos o tres fotos más. Posiblemente sea lo que dijiste tú el otro día, alguien a quien no le gusta que le hagan fotos y por eso las que tiene Lys son las típicas que se hacen sin que el otro se dé cuenta. Pero aún así, eso solo probaría que existe el italiano, pero no explica su súbita desaparición.
-          Bueno, he descubierto otra coincidencia que no sabía cómo interpretar, pero ahora se me ocurre que quizás tenga más importancia de la que creía… Ya he averiguado gracias a un buen amigo hacker, un amigo turco, de quién es la dirección IP sospechosa, la de quien había entrado en los perfiles tanto de Lys como del italiano, y en el correo personal de ella.
-          ¿De quién es?
-          De la nueva mujer del ex-marido de Lys.

Betty abrió los ojos como platos. Era demasiada casualidad…


-          Pero Bebe, eso no significa nada, podría ser pura maldad de esta mujer, que no tiene otra cosa que hacer en la vida que dedicarse a fastidiar al prójimo… ¡Ya la conoces! Es una mala pécora…
 -          Es algo más que eso. Yeter ha seguido tirando del hilo sin que yo se lo pidiera siquiera y me ha proporcionado un dossier completo que incluye unos movimientos más que sospechosos en sus cuentas bancarias, viajes, fechas y demás. Al rastrear el origen de los movimientos bancarios, descubrió que en su mayoría proceden de organizaciones no gubernamentales que operan en países tan exóticos como Armenia o Kazajistán, incluso de Israel. Pero en un momento dado comienzan a aparecer movimientos asociados a una fundación dedicada a la conservación y recuperación de arte medieval. Es una asociación que tiene todos los visos de legalidad, pero en la práctica existen fundadas sospechas de que pudiera ser una tapadera para el “blanqueo” de dinero y el comercio ilegal con obras con valor artístico fruto de varios robos y expolios de arte medieval eclesiástico o de otra índole que se han estado produciendo en Europa en los últimos decenios. Incluso se sospechó que pudieran estar detrás del robo de numerosos mapas antiguos de la Biblioteca Nacional de Madrid y del Códice Calixtino de la Catedral de Santiago, hasta que apareció este, claro está.

Betty la escuchaba con la boca abierta. Estaba lívida… Sus ojos dilatados y su piel casi nívea le daban un aspecto fantasmagórico. Por un momento Bebe hasta se asustó.

-          Betty, ¿te encuentras bien? ¡Pareces un espectro!
-          Sí, sí… Estaba pensando en eso que has dicho de los robos… Me ha hecho recordar algo… Ya sé el qué. Vuelve a las fotos del salón, no las que tienen la vitrina de fondo, sino las de los niños leyendo, mira esta pared del fondo, ¿lo ves? Hay varios mapas con formas muy atípicas, y parecen antiguos. Están muy bien protegidos… Y también he recordado que la última vez que estuvo Lys en casa de su padre vino contando que estaba un poco raro, que ahora le había dado por poner alarmas y sistemas antiincendios, higrómetros y deshumidificadores en algunas estancias de la casa, que parecía casi un bunker… ¿Crees que el padre de Lys pueda ser coleccionista de piezas robadas?
-          Podría ser una explicación, pero hay un problema…
-          ¿Cuál?
-          El padre de Lys es pensionista y le pasa una pensión ridícula a su madre. Incluso si no estuviera jubilado y siguiera trabajando en su consulta, y cobrara en dinero negro, ninguna consulta da para tanto. ¡Todo esto cuesta muchísimo dinero!
-          ¿Crees que Lys y su padre puedan estar metidos en algo turbio?
-          Lys puede que no, pero quizás su padre sí y a ella le haya pillado en medio… De momento, tendríamos que buscar la relación, si es que la hay, entre el italiano, la mujer de su ex marido y su padre. Lo que no sabemos es quiénes son los buenos y quiénes los malos… Si es que hay buenos y malos en esta historia.

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