viernes, 14 de diciembre de 2012

Lys Green: Doce del doce del doce

Tic tac tic tac...
Miro el reloj. Las agujas señalan caprichosas algún número entre uno y doce.
Doce.
El péndulo marca el compás del paso del tiempo.

Tic tac tic tac...
En el abismo del doce, el ciclo del tiempo vuelve a empezar. Es un bucle inacabable.
Doce.
El semiciclo de nuestros días y nuestras rutinas.
Doce.
Tantas hojas arrancadas anuncian el ocaso en el calendario.

Tic tac tic tac...
Doce.
El número contra el que compiten nuestros biorritmos vitales.
¿Será así que cada doce sístoles y doce diástoles se escapa un suspiro imperceptible?
Todas las noches a las doce, las toallitas desmaquilladoras despojan a una cenicienta de su máscara de princesa. Los tañidos de la campana persiguen hasta sumar doce al reloj ladrón del zapatito de cristal que son sus deseos.
Doce veces doce ilusiones perdidas.

Doce peniques en un chelín y doce pulgadas en un pie para dominar el mundo.
Doce tribus, una por cada hijo de Jacob.
Doce signos zodiacales.
Doce animales de la astrología china.
Doce.
Tantas veces doce...

"Mamá, ¿por qué doce y no diez?"
"¿Por qué crees que es mejor diez que doce?"
"Pues porque tenemos diez dedos en las manos y los usamos para contar... de diez en diez."
"Pues algo parecido pasa con el doce..."
"¿Es que tenían 6 dedos en cada mano?"
"Nooooo.... Pero verás. Extiende una mano con la palma hacia ti... Con un solo dedo, el pulgar, puedes contar en los dedos opuestos hasta doce falanges. Por eso tantas cosas se cuentan de doce en doce, como los huevos...."
"¿Y cuando llegas a doce, como sigues?"
"Pues empiezas a contar de nuevo, otra docena... Una docena, dos docenas..."
"Mamá, pero el doce es un número malo, porque el doce del doce del doce es el día en que te despidieron del trabajo y ahora vamos a sufrir mucho, me lo ha dicho mi amiga, que su padre perdió el trabajo y sufre mucho...", me explica mi hija cariacontecida.

«Sufrir...»

¿Se puede sufrir más de lo que hemos sufrido ya?
Quizás este sea el final de un ciclo antiguo, caduco, arrugado, gastado...
Y un nuevo ciclo está por llegar.

«Empiezas a contar de nuevo...»
El Año Nuevo empareda al Viejo en nuestra memoria, con sus ilusiones y sus expectativas por cumplir.
El calendario con olor a papel nuevo sustituye al despojo en que se convirtió el anterior, obsoleto y gastado.


«Tíralo a la basura. Ya no sirve para nada...»
Con sus anotaciones y marcas en el pasado, es el rostro desfigurado de un tiempo irrecuperable que quedó atrás y no volverá.
Las hojas inmaculadas, perfectas, de colores nítidos, captan nuestra atención.


"Cariño, piensa que ahora tendré más tiempo para vosotros, disfrutaremos mucho más de cada ratito que estemos juntos. Además un cambio siempre viene bien, y muchas veces estas cosas son necesarias para no quedarnos anclados en una falsa estabilidad, son el empujoncito que necesitábamos para dar el paso que no nos atrevíamos a dar..."
"Mamá, no te entiendo ni papa..."
"Ja, ja... Mira, escucha esa canción. Dice: «What doesn´t kill you makes you stronger». ¿Sabes qué significa? Lo que no te mata te hace más fuerte...
"Aaaaaaah...." Un pensamiento fugaz ilumina con los colores del arco iris el rostro de la ingenuidad.
"Así que ahora seremos mucho más fuertes, ya verás..."

12/12/12.
Doce, doce, doce.
Quizás sea la señal de que el tiempo caduco y de sufrimiento ha tocado a su fin. Otro nuevo empieza ahora.

Una tras otra, entre risas, entre amigos y risas infantiles, nos atragantaremos intentando atrapar la suerte de las uvas.
Una, dos, tres... hasta doce, al ritmo de las campanadas.

«¡Feliz Año Nuevo!»
Y feliz sea la nueva vida que nos depare el correr del tiempo tras docenas de vueltas al doce de la esfera. Cada tic y cada tac que dejas escurrir entre los dedos, es tiempo que pasa y no vuelve jamás. Atrápalos.

Tic, tac, tic, tac...

Un nuevo ciclo empieza.
Para ti y para mí.
Para nosotros.
Para todos.

Foto: cedida en colaboración por Anónimo

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